LA IMPORTANCIA DEL APEGO SEGURO
Tu risa me hace libre,
me pone alas.
Soledades me quita,
cárcel me arranca.
Boca que vuela,
corazón que en tus labios
relampaguea
-Miguel Hernández-
Nanas de la cebolla
Lo que entendemos por apego
Debemos remontarnos a la teoría etológica de Bowlby para comprender la importancia del apego entre el bebé y la figura adulta de referencia del niño.
Bowlby entendía el apego como un vínculo emocional con una fortísima raíz biológica. Tal es así, que defendía que los niños vienen al mundo preprogramados para formar vínculos con los demás ya que ello les ayudaría a sobrevivir. La calidad de estos vínculos durante la primera infancia desempeñaría entonces un papel fundamental en el posterior desarrollo y funcionamiento mental del niño.
Entendido así, la relación del bebé con el adulto empezará con una serie de señales innatas para intentar atraerlo. Estas señales se convertirán un verdadero lazo afectivo con el paso del tiempo. Las capacidades cognitivas y emocionales del bebé que va desarrollando con el paso del tiempo, unidas a una fuente de cuidados y afecto por parte de la figura adulta, consolidarán el apego como piedra angular para el desarrollo en la vida del niño.
Mary Ainsworth es otro referente en el campo del apego. su teoría dio paso a la distinción de los tipos de apego seguro, inseguro-evitativo y ambivalente. Más tarde, otros autores ampliaron esta diferenciación.
¿Cómo evoluciona el apego en la infancia?
- Entre los 0 y 3 meses, el bebé manifiesta preferencia por los miembros de la propia especie, pero no distingue entre quienes interactúan con él.
- Entre los 3 y 6 meses, desarrolla la habilidad para reconocer a las figuras de apego. Discrimina con claridad entre unas personas y otras, manifestando preferencia por la interacción con los adultos que le cuidan normalmente.
- De los 6 meses al año, manifiesta reacciones y protesta y angustia ante la separación de las figuras de apego, y reacciones satisfactorias y positivas ante el reencuentro. El sistema de apego está claramente definido.
- A partir del primer año de vida, el niño va conquistando cierto grado de independencia gracias a sus capacidades motoras, verbales y cognitivas.
La importancia real del apego
Es de vital importancia en el desarrollo psicológico del bebé y en la formación de su personalidad futura. Las experiencias con la figura de apego durante los primeros años de vida, sentarán las bases de las relaciones afectivas futuras.
El apego proporcionará al niño equilibrio emocional, autoconfianza y seguridad para enfrentarse al mundo que le rodea.
Pero...¿cualquier tipo de apego proporciona estas cualidades? ¿vale cualquier forma de apego?
No.
¿Qué tipos de apego existen?
- Apego seguro: Entre el niño y las figuras de referencia que le proporcionan los cuidados básicos, se establece una relación de seguridad, que garantiza protección, afecto y apoyo físico y emocional. El niño busca la proximidad con la/s figura/s de apego con las que mantiene lazos afectivos, pero es capaz de interactuar con otras personas y de explorar el medio circundante sin demandar la atención continua de la/s figura/s de apego. El niño sabe que las figuras de apego no le van a fallar ya que le proporcionan consuelo, protección ante el peligro y le ayudan a regular sus emociones. Se siente querido, aceptado y valorado. Son niños activos que interactúan con confianza y tienen relaciones más saludables cuando son adultos.
- Apego ambivalente: Cuando ante un mismo comportamiento del niño las figuras de apego se muestran cálidas, afectuosas y cercanas, pero en otras ocasiones manifiestan insensibilidad e impasividad, desprotección e incluso abandono, puede llegar a desarrollarse este tipo de apego. Esta inestabilidad en las relaciones paterno filiales genera en los niños un fuerte sentimiento de inseguridad. Unas veces la figura adulta satisface sus necesidades y otras no lo hace. Cuando los niños crecen en este entorno de ambivalencia afectiva, se pueden generar estados de ansiedad, desconfianza y miedo al rechazo en la edad adulta, convirtiéndose en adultos dependientes, con una extrema necesidad de aprobación y sensibilidad al rechazo.
- Apego evitativo: El niño crece aquí en un entorno en el que se le niega el apoyo afectivo y emocional. El adulto no satisface las necesidades del niño, por lo que sufre y aprende a vivir sintiéndose poco querido y poco valorado. Los cuidadores evitan proporcionar afecto al niño. En la edad adulta pueden tener dificultades de relación social y se muestran incapaces de reconocer sus propias emociones.
- Apego desorganizado: El ambiente en el que crece el niño se caracteriza por la negligencia y el castigo físico. El menor desarrolla comportamientos contradictorios e inadecuados, y tiende a manifestar conductas agresivas. Los adultos que han tenido este tipo de apego suelen ser personas con muy poca tolerancia a la frustración y alta carga de ira, no se sienten queridas y rechazan las relaciones con los demás.
¿Cómo puedo fomentar el desarrollo de un apego seguro con mis hijos?
1. PROPORCIONAR AFECTO:
Para fomentar el apego sano o seguro, el contacto físico, afectivo y el juego son instrumentos indispensables. Es muy importante estar atento a sus necesidades, comprender y empatizar con sus emociones, sobre todo en momentos de malestar. El cariño y afecto, el consuelo en momentos de tristeza, y crear un clima relajado y feliz en el hogar, donde el aprendizaje se produzca mediante el juego entre padres e hijos, ayuda a estrechar los lazos afectivos.
Las caricias, los besos, los abrazos, calmar al pequeño... son las armas más poderosas para lograr un apego sano y seguro. Recuerda que las recompensas más valiosas para un niño son el afecto y la atención de sus padres. En definitiva, que les hagan caso, que estén física y emocionalmente presentes.
2. APORTAR SEGURIDAD Y FOMENTAR LA AUTONOMÍA
- Las rutinas proporcionan seguridad, pero también el consuelo afectivo, la aceptación de la frustración y el refuerzo positivo.
- Criticar menos a tu hijo, le convierte en una personita capaz de enfrentarse a retos nuevos. Ello se logra reforzándole, aplaudiéndole, elogiándole... no solamente cuando lo consiga, también cuando erre, animándole a intentarlo de nuevo. Los elogios aumentan la autoestima. Las críticas habituales del tipo "¡¡otra vez tú, siempre estamos igual"!!, "¡qué he hecho yo para merecer esto!", "pero mira que eres tonto..." y otras de este tipo atacan gravemente la seguridad y confianza en sus posibilidades. Si le lanzas mensajes de este tipo, estás fomentando su inseguridad y pérdida de autoestima. Para que tu hijo confíe en sí mismo, CONFÍA TÚ PRIMERO EN ÉL!!!
- Enséñale a autoevaluarse y autorreforzarse. Ello hace que ante un fracaso, aumente su motivación por intentarlo de nuevo. En lugar de "eso yo no lo puedo hacer", o " qué mal lo he hecho", "cuando sea mayor lo haré, ahora no soy capaz de lograrlo" , entrénale en el uso de frases como "voy a intentarlo de nuevo", "esta vez no me ha salido, pero a la próxima seguro". Es importantísimo modificar los mensajes internos de fracaso que generan los niños y sustituirlos por otros que brinden aliento, ánimo, éxito y automotivación.
- Asignar responsabilidades al niño acordes a su edad, le permitirá crecer fomentando su autonomía e independencia. No hagas por él nada que pueda hacer solito!!!!
3. OTORGAR COMPRENSIÓN Y EMPATÍA
Es esencial estar atento a sus necesidades, comprender y empatizar con las emociones socialmente consideradas negativas: la ira, frustración, tristeza en momentos de enfado... y enseñarle alternativas para canalizar esas emociones, transformándolas en otras más positivas.
Empatizar con la ira en momentos de enfado es tan importante como felicitarle cuando se porta bien. Puedes leer el post dedicado a las rabietas para lograr un conocimiento más amplio al respecto.
4. PROPORCIONAR REFUERZO POSITIVO
El refuerzo positivo es una de las armas más poderosas en la formación de un apego seguro. Los reforzadores sociales en forma de caricias, sonrisas, abrazos y elogios verbales con carga positiva, sirven como elementos potenciadores en la formación de una autoestima positiva. Si el bebé los recibe habitualmente, crecerá con confianza en sí mismo y en las personas que le rodean. Por el contrario, si las recompensas son más bien escasas y abundan las críticas, se forjará una personalidad insegura que buscará afecto mediante llamadas de atención perjudiciales.
5. PONER LÍMITES
Algunas pautas para lograrlo:
- Utiliza un tono de voz firme, seguro y decidido con semblante serio, sin gritos. Si te muestras inseguro/a o dubitativo en tu mensaje, el niño lo captará rápidamente y en su fuero interno entenderá que puede obedecer o no.
- No le des total libertad de decisión: la autoridad en casa la tienes tú como adulto/a, no tu hijo/a. Por ejemplo, en lugar de preguntarle qué quieres cenar hoy, podemos darle a elegir entre dos opciones que a nosotros nos interesen. DECIDES TÚ COMO ADULTO.
- Emplea un estilo de crianza democrático, no autoritario. Los padres autoritarios emplean un "no!", "porque lo digo yo!!!"... mensajes de este tipo están enseñando al niño lo que NO debe hacer, pero no dicen nada de cómo debe hacerlo de forma correcta o cómo mejorar su conducta. Mejor explícale por qué no puede hacer tal cosa en ese momento. Ofrécele una alternativa. Si quiere llevarse un juguete a la mesa mientras coméis, en lugar de "no!!", mejor dile "ahora vamos a comer, en la mesa no podemos jugar mientras comemos, mejor dejamos el juguete aquí y tu puedes verlo mientras comes, después podrás utilizarlo". Explícale el POR QUÉ!
- Se FIRME en el cumplimiento de las normas. Si en casa consideráis que cierta regla es importante, debe cumplirla. No vale que hoy la cumpla pero mañana no. Las reglas deben cumplirse de forma efectiva día tras día. Si le das a tu hijo la oportunidad de dar vueltas a sus reglas, seguramente intentará resistirse a las mismas y llegar a desencadenarse una lucha de poder que termine en rabieta.
- Utiliza reglas impersonales. A nosotros nos suele funcionar esto bastante bien. Os pongo un ejemplo. El niño está jugando en su habitación y es la hora de acostarse. Nuestro pequeño siempre pide un minuto más... y como con su corta edad la comprensión espacio-temporal es prácticamente imposible (termina ese minuto y quiere otro y otro y otro...), en lugar de insistirle "es la hora de dormir, hay que acostarse ya que es muy tarde..." o frases por el estilo, utilizamos el comodín de la ALARMA. "Está bien, puedes jugar unos minutos más, pero en cuanto suene la alarma hay que irse a la cama". Entonces programamos la alarma del móvil cinco minutos más tarde permitiéndole jugar durante ese espacio de tiempo, y cuando la alarma suena se va a la cama sin protestar, lo comprende perfectamente. Así "la orden" no viene de nosotros, si no de un medio externo que NO SE PUEDE RETRASAR. Esto es importante, las primeras veces decía "otro minuto más" pero hay que mostrarse firmes "es imposible, ha sonado ya, no se puede hacer nada..." No lo utilizamos siempre, pero de vez en cuando sí, y nos funciona a la perfección.
- ¡¡Permite la expresión de todas sus emociones!!
6. ELEVAR LA AUTOESTIMA
Enséñale estrategias de resolución de los problemas. No los resuelvas por él. Cuando lo haga bien, DÍSELO, aplaude, brida afecto. Si lo hace mal, CRITICA EL ACTO Y NO AL NIÑO, ya que ello hará que merme su autoestima. No es lo mismo decirle "eres un desordenado", a "es mejor que recojas tus juguetes, la habitación está desordenada"
Intentad en la familia conseguir este reto: durante una semana, SÓLO FRASES EN POSITIVO: no le recrimines con el típico "NO"... dale la vuelta al mensaje y transforma lo que quieras decirle en una frase en positivo. Por ejemplo, en lugar de "no grites", dile "habla flojito". Verás cómo cuesta lograrlo y sobre todo, esto sirve para que seáis en casa conscientes de la cantidad de "noes" que utilizamos a lo largo del día con nuestros niños!!!
7. ACTUAR DE FORMA PREDECIBLE Y COHERENTE
Intenta actuar siempre de la misma forma ante conductas parecidas. Que el niño sepa lo que puede esperar de ti.
Para actuar de forma coherente es importante que como adulto goces de una buena salud mental: el estrés, el cansancio, la ansiedad, darle vueltas a los problemas... no hacen sino fomentar un comportamiento erróneo con nuestros hijos.
Hay estudios que demuestran que cuando los papás y mamás están muy cansados o enfadados castigan más severamente a sus hijos y son más propensos a actuar de forma impredecible e incoherente con ellos. Por ello concédete tiempo para ti de vez en cuando y para vosotros como pareja: ES IMPORTANTÍSIMO!
Ante un mal comportamiento de tu pequeño, recuerda: distánciate por unos segundos de la situación, cuenta hasta diez, respira y piensa: ¿qué ha sucedido aquí?, ¿cómo puedo hacer que la situación mejore? CONECTA EMOCIONALMENTE CON TU HIJO.
Para terminar, os dejo con una cita de Piaget que me encanta:
"Cuando le enseñas a un niño algo, le quitas para siempre su oportunidad de descubrirlo por sí mismo"
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Comentarios
..), pero lo intentamos . Gracias Ana.