Cómo reforzar positivamente a nuestros hijos/as


Imagine all the people
sharing all the world
You may say I'm a dreamer
but I'm not the only one
I hope someday you will join us
And the world will live as one

Lennon
(Imagine)


Hace algunas semanas me encontraba en una cafetería una fría tarde, café (bombón) en mano, mientras observaba cómo una madre reprimía el impulso de su hija, de unos dos años más o menos, de encaramarse sobre todo lo que tenía delante. Una cría inquieta, y como es natural y característico de todos los niños, deseaba explorar, descubrir e investigar. Me sorprendió el discurso que verbalizaba la mujer de forma recurrente cada vez que la niña intentaba trepar, subir, o bajar escalones "no! ven aquí!! no te subas ahí, eres mala, una niña mala!!"
Confieso que sentí un deseo irremediable de acercarme a ella y decirle (desde el cariño) que nunca, jamás, volviera a decirle a su hija que era mala. Pero como detesto los consejos desde el cariño, opté por callarme.
Es curioso el efecto tan poderoso que puede llegar a tener un lenguaje mal empleado. El carácter, la conducta, se forjan desde la infancia, y el lenguaje verbal y no verbal que utilizamos con nuestros niños contribuye a fraguar una personalidad determinada.
Por otro lado, y volviendo al caso anterior de la madre y la niña, creo que, recapacitando sobre ello, es más fácil darnos cuenta de lo que los niños hacen mal, porque resulta mucho más evidente que lo que hacen bien.
A veces estamos tan ocupados educando a nuestros pequeños, que es más fácil pensar que la buena conducta es natural, y está garantizada.
A continuación presento algunas directrices para aplicar elogios de forma adecuada:


1. ELOGIAR EL COMPORTAMIENTO Y NO LA PERSONALIDAD
La personalidad es muy resistente al cambio, en cambio la conducta es más susceptible a modificarse.
Si observamos en casa como nuestra pequeña ha recogido su ropa sucia metiéndola en el cesto, en lugar de decirle "¡eres muy buena!" sería más acertado el mensaje "mamá y papá están muy contentos porque has ordenado tu ropa muy bien".
El decirle "eres buena" es muy positivo, pero no enseña nada en sí mismo. El mensaje que recibe la niña con ello es que el objetivo es ser bueno siempre, lo cual es una expectativa imposible de cumplir, y de este modo la niña nunca se formará un concepto positivo de sí mismo.
El autoconcepto se basa en la imagen que tiene el niño de sí mismo, y que se moldea con críticas o elogios sobre las conductas que emite. El método más eficaz de formar una buena conducta es moldearla con elogios, para formarse un autoconcepto positivo.

2. UTILIZAR ELOGIOS CONCRETOS
Cuando son chiquititos, no vale con decirle "¡bien hecho!", ya que el mensaje resulta muy escueto. ¿Qué ha hecho bien exactamente? ¡Díselo! Cuanto más concreto sea el elogio, mejor entenderá qué es lo que ha hecho bien y será más probable que repita esa conducta.

3. ELOGIA EL ACERCAMIENTO A UNA CONDUCTA DE ÉXITO
Se debe comenzar a elogiar cada pequeño paso hacia la conducta deseada. Si el niño/a tira los juguetes al suelo, se le elogiará por recoger un sólo juguete, aunque el resto siga en el suelo.
Si el objetivo es que el niño aprenda a vestirse tras hacer pipí o caca en el W.C., primero reforzaremos el intento de limpiarse solito, después el intento de subirse la ropa interior, y cuando consiga subirse los pantalones, lo celebraremos por todo lo alto.
Se trata de desmenuzar un objetivo en pequeñas tareas. Es más eficaz reforzar los esfuerzos previos a la conducta de éxito para que ésta se instaure completamente. Una vez que el nuevo comportamiento esté interiorizado, elogiaremos solamente de vez en cuando.

4. ELOGIAR ADECUADAMENTE
Los reforzadores sociales en forma de caricias, sonrisas, besos, abrazos y claves verbales positivas resultan mucho más eficaces que los premios materiales (chuches, globos...), aunque es cierto que algunas veces pueden combinarse ambos.
También debemos recordar ser creativos, variar la forma de elogiar, de reforzar... todo el mundo se cansa de las mismas frases una y otra vez ya que pierden su efecto.
Si habéis decidido que la buena conducta de vuestro hijo/a requiere un premio, asegúrate de que ese premio sea motivador para el niño/a. El refuerzo ha de ser siempre personalizado y significativo para el niño/a, no para nosotros.
Por otra parte se debe elogiar en mayor medida el esfuerzo que el resultado, sea cual sea. Si nuestra pequeña ha intentado realizar un puzzle durante 20 minutos, sin terminarlo, es mejor utilizar claves verbales del tipo "¡cuánto te has esforzado, muy bien!", en lugar de decirle "'¡qué bonito, qué artista!"

5. REFORZAR POSITIVAMENTE DE FORMA INMEDIATA
Recuerda lo que siempre digo: en niños pequeños: mala o buena conducta: consecuencia inmediata. Si el niño o la niña son merecedores de un refuerzo, elogio o premio, concédeselo inmediatamente. No debe pasar demasiado tiempo entre la conducta positiva del niño/a y la respuesta del padre o la madre, aunque los niños más mayores pueden apreciar el reconocimiento posterior.

6. PROPORCIONAR ATENCIÓN Y AFECTO
Si un niño/a le enseña a su madre un dibujo bonito, limpio y cuidado, y la respuesta de la madre es continuar inmiscuida en sus asuntos, es poco probable que se repita el buen comportamiento del niño/a.
La atención es el mejor afecto. Un error muy común es proporcionar atención solamente cuando el niño/a hace algo mal. Unos padres que critiquen constantemente a sus hijos y les otorguen pocos elogios, no conseguirán otra cosa que unos niños que reclamen constantemente atención y afecto, pudiendo llegar a utilizar estrategias indeseables para lograrlo.
Si en cambio los padres se centrasen más en alabar las conductas positivas de sus hijos, se conseguiría una mejor conducta como respuesta, porque de este modo, el niño obtendría mayor atención.



"Fue el tiempo que pasaste con tu rosa 
lo que la hizo tan importante"
Antoine de Saint-Exupéry


Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Interesantisimo y muy claro.
Anónimo ha dicho que…
que importante esta lectura.Gracias

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