Saltar en los charcos




Que me ayudes a enseñar mis cicatrices
que me agarres con más fuerza el corazón
que me digas que aunque todo sea difícil
en los charcos saltaremos tú y yo.

Que me arranques las entrañas y me mires
más adentro donde solo vivo yo
que me saques esos miedos y los tires
a los charcos y pisarlos tú y yo...
Y en los charcos saltaremos tú y yo.

Dani Martín


Ayer tuve la oportunidad de ir con mi niño a uno de esos parques gigantes de camas elásticas, un verdadero paraíso para los pequeños y los que no lo somos tanto.
Mientras observaba muy de cerca y con cierto temor como él saltaba, y se lanzaba por el aire hasta caer en una de esas piscinas de cubos de goma espuma, me puse a pensar en la importancia de dejarles experimentar y de permitirles caerse y levantarse por ellos mismos.  Estos pensamientos fueron interrumpidos cuando otros niños se metieron en la piscina de bloques y mi niño salió de forma precipitada por temor a que le hicieran daño. 
La primera sensación fue de alivio, al saber que se trata de un niño muy prudente y que vela por su seguridad, pero después pensé que quizá fuera un niño demasiado temeroso de un peligro, seguramente, infundado... Ahora pienso lo difícil que es no adoptar una postura demasiado sobreprotectora con nuestros pequeños, y educarles adoptando un estilo de crianza democrático, ni demasiado permisivo, ni demasiado autoritario...

Pero si algo tengo claro, es la importancia de educarles con una única meta: que crezcan FELICES. María Montessori nos ha dejado un importantísimo legado pedagógico desde el cual educarles con este objetivo; y para ello, hay que dejarles experimentar por sí mismos, hay que permitirles que se equivoquen y ofrecerles alternativas correctas, hay que reforzar sus logros y proporcionarles afecto, seguridad y protección... solo así conseguiremos desarrollar una autoestima adecuada en los pequeños. Debemos comprender que cada descubrimiento realizado por el niño es una conquista personal, y que en ese aprendizaje debemos estar ahí, no para imponer, ni castigar, si no para ofrecer ayuda, valorar y reforzar.

Tengo la firme convicción de que este aprendizaje resulta más efectivo y duradero si se desarrolla mediante el juego. Dejémosles experimentar, mancharse, revolcarse en la tierra, tirarse por el suelo y reír a carcajadas. 
Nos hemos olvidado del placer que uno siente saltando en los charcos y chapoteando en la bañera hasta poner el suelo perdido...
Los niños aprenden jugando, experimentando.
Menos móviles, menos televisión, menos tablet. No pretendo realizar una campaña en contra de las Tecnologías de la Información y Comunicación y de su uso en los más pequeños, porque conlleva beneficios, y muchos, pero no debemos olvidarnos de JUGAR CON NUESTROS HIJOS E HIJAS. No debemos olvidarnos de los juegos tradicionales, de inculcarles aquellos valores que nuestros padres y abuelos nos enseñaron, de los juegos de construcciones, de ponerles buena música desde pequeños, de disfrazarnos en casa con ellos, de coger un palo e inventar juegos con la frase "para qué puede servir"??. 
No debemos olvidar que la infancia no se concibe sin jugar. Y no debemos olvidarnos de jugar con ellos
Hagámoslo real.


"Ayúdame a hacerlo por mí mismo"
M. Montessori





Comentarios

Anónimo ha dicho que…
ayudarles y quererles. Que importante!!!

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